jueves, 9 de enero de 2014

Miedo al fracaso

La  épica de nuestros días está depositada en los deportistas profesionales.  En ocasiones, personas que entienden el deporte como algo distinto, salen del juego rebotadas, espantadas por los medios con los que se intenta justificar el fin.

Dos contradicciones, que tienen su génesis en el triunfo del miedo al fracaso frente a los valores tradicionales del deporte, destacan sobre las demás: 


  • La utilización de sustancias dopantes, que pueden tener efectos negativos en el cuerpo humano, choca con una de las funciones tradicionales de la práctica deportiva: proveer de buena salud física a quien lo practica. 

Lance Amstrong                        Foto: Marca.com

  • Educados en la lógica de conseguir la victoria a cualquier precio, entrenadores y formadores cometen el error de no dejar equivocarse a los pequeños. No es raro, que los niños desarrollen problemas de ansiedad ante el estrés que les genera cada partido por el miedo a equivocarse y a recibir una buena reprimenda de su entrenador o de su padre. 

El miedo al fracaso en una cultura que premia el triunfo es lógico. Extrapolado al mundo del deporte profesional, el fracaso jalona las trayectorias de los deportistas y destruye a los más débiles.

Robert Enke en su etapa como barcelonista. Foto: marca.com


Es el caso de Robert Enke, el portero alemán que se suicidó a causa de una depresión originada tras su paso por el F.C Barcelona y cuya enfermedad narra el periodista Ronald Reng en Una vida demasiado corta. 

 “Si pudieras entrar en mi mente solo media hora, entenderías por qué me estoy volviendo loco”, le dijo Enke un día a su esposa.

Javier Gracia
Javier Gracia

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